100ciagrafía. Número 1, 2021, diciembre.
Autoras:
-Flores Pulido Luz Clara
-Hernández Flores Priscila Abril.
Profesora de apoyo:
-González Calderón Beatriz
Palabras clave: Suicidio, redes sociales, pandemia, adolescentes, depresión.
Las etapas de infancia y adolescencia son fundamentales en el desarrollo humano, ya que en estos periodos de vida se establecen las bases de la personalidad del futuro adulto. Desafortunadamente, existen diversas circunstancias que pueden afectar de manera negativa los procesos de desarrollo mental, intelectual y emocional, lo que desencadena la aparición de un conjunto de alteraciones siendo exclusivas de estas edades. La variedad de trastornos que pueden aparecer durante estas etapas puede ser muy amplia y casi tan compleja como la que presenta el adulto, aunque la expresión de sus síntomas tiene características propias en estas fases del desarrollo, lo que desencadena en una serie de problemas psicológicos que impiden que tanto niños como adolescentes puedan adaptarse en distintas áreas de su vida.
Como consecuencia de dichas dificultades de adaptación derivadas del desequilibrio en distintos ámbitos de su desarrollo. pueden llevar al riesgo de la conducta suicida en estas etapas de vida, pero no únicamente por ese motivo, debido a que en la actualidad los jóvenes y adolescentes ya no sólo se desarrollan o se forman en la familia, como era antes, sino que las “Redes Sociales” influyen mucho sobre ellos, es decir, se forman en la redes sociales, incluso ahí encuentran sus gustos y su “personalidad”. Los jóvenes antes recibían una carga valorativa en su familia y en la escuela, pero ahora también en las redes sociales, que son consideradas buenas herramientas ya que por una parte nos ayudan a estar comunicados con nuestros seres queridos o hasta conocer personas nuevas, y por este motivo es que durante la pandemia de COVID-19 que golpeó al mundo, las redes sociales permitieron continuar con la educación, la sociablización, así como la viralización de contenido creado desde casa nos incluyeron a un nuevo mundo, donde podíamos tomar clases a distancia, socializar con amigos, subir videos para que más gente nos conociera, etc., pero así como es una gloriosa luz, también pueden ser un túnel sin salida, lleno de peligros, pues el famoso hate que puede existir en estas redes sociales puede causar desde bajo ánimo hasta el suicidio seguido de la depresión.
Es importante mencionar que la depresión no debe confundirse con la tristeza, ya que la depresión es una enfermedad crónica en la que las personas que la padecen la mayoría de las veces suelen sentirse sin energía, tienen problemas para concentrarse, dejan de disfrutar actividades que les gustaban, tienen pensamientos negativos, etc. además de generar sufrimiento, lo que afecta la vida laboral, académica y social de la persona. Mientras que la tristeza forma parte de nuestra naturaleza, por lo tanto, es normal experimentarla como reacción frente a dificultades de nuestra vida, además de que es pasajera. (UNAM, 2019).
Derivado de lo anterior, el objetivo del presente artículo es presentar una visión global de la conducta suicida a causa de las redes sociales durante la pandemia de COVID-19.
Desarrollo: Como punto de partida es importante puntualizar que la conducta suicida incluye la ideación suicida, la planeación del suicidio, los intentos de llevarlo a cabo y el suicidio consumado. Además el suicidio es considerado un problema de salud pública, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021).
El contexto en 2020 cambió, pues los jóvenes se enfrentaron con la pandemia de COVID-19, como resultado dejaron de asistir presencialmente a la escuela para estar frente a un aparato electrónico tomando clases, por lo que, han pasado de convivir con sus amigos a escribirse por mensaje. Actualmente su rutina consta en despertar, prender la computadora, terminar sus tareas, sus clases y volver a dormir. De hecho, se han presentado casos de bajo rendimiento, falta de motivación y de energía en jóvenes.
Este asunto nos preocupa mucho, ya que los adolescentes han dejado de lado la importancia de socializar sanamente, sabiendo que la comunicación entre los seres humanos es fundamental. Los adolescentes, entonces, se han encerrado en una burbuja donde su única actividad son las redes sociales y sus clases virtuales. A comparación de años atrás, donde solían convivir con sus amigos en la escuela, disfrutaban salir, realizaban diversas actividades, etc. Pero debido a las medidas de confinamiento que originó la COVID-19, se dio origen a un aumento en el índice y la variedad de las causas de suicidio en jóvenes (es necesario señalar que los casos de suicidio siempre han sido importantes).
Ahora veamos en cifras qué tan importante fue ese cambio:
◽A nivel nacional hubo siete mil 818 decesos por suicidio en 2020 (más que los siete mil 223 registrados en 2019) (INEGI 2018)
◽Además, al menos cinco por ciento de la población mayor de 10 años ha pensado en suicidarse, aunque en la mayoría esa idea les ha pasado por su mente rara vez. (INEGI 2021)
◽Cada año, un millón de personas se quita la vida en el mundo, mientras que una de cada 20 que intenta suicidarse por día lo consigue, lo confirmó la OPS (2014).
◽En 2020 que fue cuando se desató la pandemia de COVID-19, hubo 7,869 casos, con mayor registro en una década y un aumento de 9%. (El economista, 2021)
◽Entre enero 2020 y marzo 2021 se reportaron medio millón de personas fallecidas por suicidio. (INEGI, 2021)
La pandemia por la COVID-19 conlleva el aumento de riesgos para la salud mental, el incremento en las muertes por suicidio, ya que los adolescentes se han enfrentado al confinamiento, a las restricciones, a la movilidad, la suspensión de clases y otros factores que pueden generar afectaciones graves en las etapas de desarrollo y salud mental por falta de convivencia comunitaria y por segregación social (Naciones Unidas México, 2020).
En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que tiene lugar el 10 de septiembre de cada año, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que la pandemia por COVID-19 ha exacerbado los factores de riesgo asociados a las conductas suicidas y llama a priorizar su prevención.
Las redes sociales son hoy en día una alta influencia entre los jóvenes, ya varios suicidólogos[1] han mencionado que varios comentarios y publicaciones que se ven en alguna de estas redes pueden incitar a las personas a suicidarse.
El comportamiento de los niños y adolescentes en las redes sociales afecta directamente su autoestima, se pueden ver en situaciones que no saben resolver y estar expuestos al sexting y el ciberbullying, a diferencia de generaciones pasadas que no afrontaban diariamente con este tipo de problemas.
Los jóvenes van presentando señales de adicción a los dispositivos y viven con una mayor presión por llevar interacción sólo digital, exponiéndose al ciberacoso que se encuentra en todos lados y durante cada día. Hay casos donde los jóvenes suben fotos y reciben hate[2] por parte de otras personas, o son ellos lo que incitan al odio en publicaciones ajenas, esto es toda una red de malos comentarios que afectan emocionalmente a los demás, haciéndolos inseguros de lo que son, de su aspecto físico o de las metas que tienen. Asimismo, hay personas que por agradar a otros cambian totalmente, aunque no se sientan bien con ellos mismos. Aunque no midamos nuestros actos por un comentario o por compartir una foto íntima de una persona, puede desatar un suicidio. Si, empieza con “una sola tristeza” pero puede llevar a la muerte. Pueden desatar trastornos alimenticios, depresión, ansiedad e incitar acoso a esa persona por parte de los demás.
Conclusión: Durante la pandemia de Covid-19 los jóvenes al igual que toda la población fueron aislados, teniendo como responsabilidad tomar medidas de seguridad. Es por eso que dieron lugar a las clases en línea, a la oficina en casa. Si bien fue por supervivencia, también desató serios problemas, así enfocándonos en los jóvenes, éstos desarrollaron problemas de autoestima, así como de depresión, pues el no ver a sus amigos (socializar), no poder salir de casa, o realizar actividades que les gustaban, por el confinamiento, ocasionó que se deprimieran, pues poco a poco perdieron ese interés y se encerraron en una burbuja, donde sólo hay una computadora, tarea y redes sociales, donde ya no tienen hobbies pues al no salir, no ven su entorno y no pueden saber quiénes son, qué les gusta, quién es el otro (otredad), como consecuencia desatando problemas mentales. A pesar de que tienen a las redes sociales que sí se usan correctamente pueden ser una herramienta de apoyo, no todo es bueno, pues a pesar de que pueden hablar con sus amigos y familiares, también pueden ser víctimas de odio, por medio de comentarios que dañen su integridad emocional en publicaciones o fotos, al igual que estereotipos de belleza, o bien, ser víctimas de personas que se dedican a pedir fotos de su cuerpo para después venderlas, lo que ocasiona depresión en la víctima, que puede llevarla hasta el suicidio.
Si en algún momento se llega a tener contacto con alguien que esté atravesando esta situación, es muy importante mostrar interés en lo que el adolescente necesita decir, sin dar opiniones y evitar en todo momento emitir juicios, sermones, regaños o críticas. Es fundamental mostrar empatía para tratar de entender las razones que han llevado a la persona a esa situación, y finalmente, promover la búsqueda de ayuda profesional inmediata. Es difícil identificar cuando estamos pasando por depresión, pero si en algún momento nos sentimos identificados con esto, es importante pedir ayuda, porque no estamos solos, recordemos que somos únicos, irremplazables e indispensables, nuestra vida sí importa y mucho. No es fácil salir de esto, pero tampoco es imposible, tenemos mucho futuro aún, y aunque perdamos de vista nuestras metas, por el estrés o depresión que tenemos, esos sueños están ahí, para que vayamos por ellos. Un suicidio no es de un valiente ni de un cobarde. No es una salida. Adjuntamos un documental para reflexionar lo anterior, para informar a los adultos de lo que los adolescentes pueden llegar a sufrir en esta pandemia, y para que no lo minimicen. Otro de los propósitos es hacerles saber a los adolescentes que no están solas o solos.
Finalmente, compartimos un video que invita a la reflexión: https://youtu.be/3_q0gT-MzGE , https://youtu.be/H_cDCVhyYuI
Referencias:
-Organización Mundial de la Salud. (2021). Una de cada 100 muertes es por suicidio. https://www.who.int/es/news/item/17-06-2021-one-in-100-deaths-is-by-suicide
-Gallegos A. (2021). El suicidio y el Covid-19: faltan evidencias, incrementan los factores de riesgo. ITESO. https://iteso.mx/web/general/detalle?group_id=27100989
-Naciones Unidas México. (2021). Preocupa el aumento de suicidios en infancias y adolescencias. https://www.onu.org.mx/preocupa-aumento-de-suicidios-en-infancias-y-adolescencias/
-Ministerio de Educación de la Nación (2015) Acerca de la problemática del suicidio de adolescentes y jóvenes. http://quilmessocial.org/ftp/pdf/ problematica_suicidio_jovenes.pdf
-OPS/OMS (2014) Prevención del suicidio: un imperativo global. https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/136083/9789275318508_spa.pdf%20?sequence=1
-OPS/OMS (2015) Detección temprana, evaluación y respuesta ante eventos agudos de salud pública: Puesta en marcha de un mecanismo de alerta temprana y respuesta con énfasis en la vigilancia basada en eventos.http://www.who.int/ihr/publications/WHO_HSE_GCR_LYO_2014.4es.pdf
-Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). (2021). Comunicado de prensa, 520/21. México: INEGI
[1] Estudiosos del comportamiento suicida; término no aceptado aún por la Real Academia Española, pero necesario en esta burbuja.
[2] “Término usado en redes sociales para describir el odio por mensajes a una persona pública o no”